La importancia de la comunicación interna en las empresas
Cuando hablamos de comunicación interna hablamos del flujo de transmisión de información que existe dentro de las empresas. Es uno de los instrumentos esenciales para garantizar una buena coordinación de recursos y establecer vínculos sólidos entre las diferentes facciones y departamentos que integran el capital humano.
A pesar de su carácter determinante para el futuro de las empresas, no ha sido especialmente tenida en cuenta dentro de las estrategias de desarrollo, o al menos no en la medida que merece, hasta hace relativamente poco.
Conceder un importante espacio a la comunicación interna y su correcta modulación no sólo puede repercutir en la minimización de interferencias informativas o reducir las fricciones que se generan ante sistemas de comunicación ineficientes. También deriva en la generación de empleados más comprometidos, felices y con mayor predisposición al trabajo en equipo. El resultado es un entorno más proclive al desarrollo, más proactivo y dinámico.
La esencia de una empresa, al fin y al cabo, son las personas y, por lo tanto, resulta crucial que nunca se pase el componente humano por alto.
Existen dos tipos básicos de comunicación interna en función de la dirección que toma el flujo comunicativo.
La comunicación vertical interna es aquella que se genera entre empleados que forman parte de diferentes rangos jerárquicos. Se produce por tanto, entre responsables o líderes de departamentos y los propios equipos que lo integran. Dentro de la comunicación vertical interna podemos encontrar dos tipos. Por un lado, la comunicación vertical interna ascendente, que es la que se produce cuando uno o varios trabajadores de un rango jerárquico inferior se dirigen a uno o varios responsables que ocupan un cargo de responsabilidad en un rango jerárquico superior. Este tipo de flujos comunicativos suelen estar orientados a la resolución de dudas o al envío de reportes, por ejemplo.
Por otro lado, también podemos encontrar comunicación vertical interna descendente. Éste se produce cuando un superior se dirige a uno o varios empleados de rango jerárquico inferior. Los objetos de comunicación más comunes son la emisión de feedback sobre desempeño o la facilitación de directrices o instrucciones para cubrir determinadas funciones o necesidades.
La comunicación horizontal interna, en cambio, se produce cuando el intercambio de información se lleva a cabo entre empleados que pertenecen a un mismo rango jerárquico. En este caso, por tanto, no existen flujos en sentido ascendente o descendente y su fórmula es básicamente colaborativa. La resolución de dudas, la detección de incidencias o la retroalimentación constituyen algunos de sus principales objetivos comunicativos.
Hacer una evaluación sobre la calidad y eficiencia real de estos flujos comunicativos puede marcar un antes y un después en el desarrollo de proyectos. De acuerdo con un estudio desarrollado por Harris Poll, el 70% de los trabajadores son más leales a la empresa cuando éstos se comunican de forma clara y efectiva con ellos.
La integración, la diversidad, la seguridad, el reconocimiento, la autoconfianza o el desarrollo de vínculos afectivos saludables son algunos de los grandes objetivos que debe perseguir una buena estrategia de comunicación interna.
Algunos de los beneficios que puede proporcionar son:
- Incremento de productividad.
- Reducción de la rotación de personal o la fuga de talentos.
- Incremento de los índices de satisfacción laboral.
- Modelos comunicacionales basados en la retroalimentación.
- Mayor transparencia, procesos comunicacionales legibles y eliminación de interferencias.
- Optimización del trabajo en equipo.
- Alineación con los objetivos corporativos.
- Centralización de procesos y, en general, dinámicas y equipos mejor coordinados.
- Contribución al desarrollo del sentido de pertenencia por parte de los trabajadores.
- Construcción de ambientes de trabajo saludables que no sólo promueven el crecimiento profesional, sino también el desarrollo personal.



